Así empezó todo.
Siempre me han encantado bailar y la cultura árabe. Desde pequeña el movimiento ha tenido un efecto liberador en mí y he sentido que me expreso mejor a través del cuerpo que con palabras.
Pero en mi casa bailar no estaba tan bien visto, así que durante años me conformé con bailar en mi cuarto.
¿Y sabes qué? La espera solo hizo avivar mi deseo por aprender.
Hasta que terminé selectividad y con determinación cogí las Páginas Amarillas. Una a una fui derribando las objeciones al ritmo que llamaba a todas las escuelas de baile con danza del vientre que por aquel entonces había en Madrid.
Así es como conocí a Merwa.
Merwa: el flechazo
Todavía recuerdo uno de los primeros pensamientos que tuve al verla en clase: era como ver a una guitarra bailar. Me quedé prendada.
Emprendedora y la bailarina con las caderas más imponentes y a la vez con más sensibilidad que he conocido.
Con Merwa aprendí que bailar no es repetir una coreografía y que el sentimiento es tan importante como la técnica.
También descubrí que se te puede poner la piel de gallina solo con ver a una bailarina disfrutar de su arte.
Y ese era el camino que yo también quería recorrer.
Helwa y Fahd Kayali: de los que más he aprendido
Helwa, la primera percusionista de Madrid y una bailarina excepcional a la que no había elemento que se le resistiese.
Con ella no solo aprendí a montar mis actuaciones y a escuchar. También aprendí de compañerismo, persistencia y otros valores que solo han enriquecido mi trayectoria.
A los pocos años, Fahd Kayali regresó de Siria. Y, sin pensarlo dos veces, Helwa nos animó a tomar clase con él.
Bailarín virtuoso con duende y el MAESTRO.
Fahd fue uno de los primeros artistas árabes que trajeron la danza oriental a Madrid en los 80.
Tiene el don de desvelar la magia de todas las bailarinas que han pasado por sus clases. Con él terminé de perder el miedo a mostrarme bailando y afiancé mi estilo.
Por si esto fuera poco, le debo además mi nombre, que hace referencia a un personaje de la literatura árabe y badía significa desierto en sirio.
Nura: limando detalles
Cautivadora, elegante y detallista.
Pertenece con Helwa a la generación de bailarinas que todo lo bordaban.
Eran tiempos en los que en Madrid podías encontrar actuaciones casi todas las noches. Y ninguna bailarina te dejaba indiferente.
Se quedan cortas las palabras para describir tanto talento.
Además de tomar clase con ella, darme ideas y corregir malos hábitos, me ayuda a crecer y a crear espectáculos que merezcan la pena venir a ver.
Esta historia de amor no acaba aquí.
Siento un agradecimiento infinito por todos ellos porque aprender desde el principio haciendo hincapié en interiorizar la música, la cultura y la técnica facilita mucho las cosas para ir avanzando con autenticidad.
Bailar es transmitir con el cuerpo y, como con cualquier idioma, siempre vas a aprender más y mejor con un nativo.
Por eso, sigo formándome en Madrid con Fahd Kayali en el ROMPEOLAS.
También viajo, siempre que puedo y sobre todo a Egipto, para empaparme de artistas árabes y seguir mejorando en mi arte.
¿Tú también quieres aprender desde cero conmigo o perfeccionar tu danza con Fahd Kayali?